Resumen sobre el cenit del petróleo y las estrategias del sistema para seguir perpetuándose
…a manera de introducción…
Es un hecho que estamos viviendo el cenit del petróleo,
es decir la curva de la explotación comienza su descenso y cada vez
resulta más caro y difícil acceder a los nuevos yacimientos, así como
continuar extrayendo de los ya existentes.
Si partimos que desde el descubrimiento de los usos para este “recurso”
no renovable; la dependencia hacia el nos ha convertido en una
civilización con pocas aptitudes para la supervivencia hacia un futuro
de mediano plazo donde los combustibles fósiles (petróleo y gas)
estén en su final, esto convierte una situación de por si critica en
dramática: sin olvidar claro esta los impactos que este modelo basado en
la extracción
de los bienes comunes naturales y la dependencia a los combustibles
fósiles han producido en el planeta, siendo el calentamiento global y el
cambio climático antropogénico el mayor peligro en la actualidad.
Para el sistema actual y el modelo de producción lineal que impera en la
actualidad es prácticamente imposible un cambio de paradigma, no solo
energética, sino en todo el sistema y el uso de lo que llamamos recursos
naturales, es por eso que ante el cenit del petróleo se buscan nuevas formas y/o tecnologías para acceder a los recursos secundarios como el gas.
Algunas de estas tecnologías son demasiado costosas, otras con un gran
impacto socio-ambiental y el uso desmedido de otros bienes comunes
naturales necesarios para los procesos ecosistémicos de la naturaleza.
El enemigo: la industria petrolera
Si nos hacemos un poco de memoria sobre los impactos de la industria
petrolera de forma directa principalmente en los océanos y su
biodiversidad, podemos mencionar algunas catástrofes importantes en los
últimos treinta años. La primera que se nos viene a la memoria es la
ocurrida en la década de los ochenta en las costas de Alaska cuando el
buque-transportador Exxon Valdez encallo, derramando cientos de
toneladas de petróleo
en las costas del norte del Océano Pacifico, de igual forma en las
costas del Mediterráneo a principios de la década de los noventa del
siglo pasado, ocurrió un derrame similar. Para principios de este siglo
en las Islas Galápagos un accidente con un gran derrame de petróleo puso
en jaque la biodiversidad de estas históricas islas o las derramadas en
las costas de Galicia, España en el 2002 hasta llegar al 2010 y al
mayor accidente ocurrido hasta la fecha cuando la plataforma de
perforación profunda de la empresa petrolera British Petroleum exploto
causando un desastre ambiental sin precedentes en el Golfo de México,
con daños de los que no podremos recuperarnos en algunas generaciones
más.
Estos accidentes ampliamente documentados, estudiados y mediáticamente
muy visualizados son solo una parte de los impactos que la industria
petrolera va dejando a su paso tanto en los ecosistemas como en las
comunidades humanas que viven de estos ecosistemas, aquí el impacto no
solo lo resisten las comunidades pesqueras y/o costeras, sino también
algunas comunidades agropecuarias. De igual forma las refinerías
construidas lejos de las costas o de la extracción de los hidrocarburos, causan un serio impacto socio-ambiental a las comunidades cercanas.
Intentando mantener vivo al agónico
Uno de los principales “excedentes” para la industria petrolera ha sido el gas que se produce a la extracción
del petróleo. Sin embargo en los últimos años este ha ido cobrando una
importancia que lo equipara con otros energéticos, dándole la pelea al
hegemónico petróleo.
La extracción del gas
es costosa y muchas veces requiere de tecnología de punta para que este
sea redituable en términos económicos, sin embargo la industria ha ido
perfeccionando una técnica que le permite abaratar los costos y
maximizar las ganancias., aunque aumentando los impactos
socio-ambientales.
Esta técnica conocida como fracking
por su nombre en inglés y que se traduce como fractura hidráulica,
consiste en inyectar agua con otros compuestos químicos a presión, que
obligue por el principio de Arquímedes a sacar el gas al exterior. Este
proceso que desde hace algunos años es el más utilizado por los Estados
Unidos para la extracción de gas, comienza a ser el modelo más atractivo
para implementarlo en otros países, que ven en la fracturación
hidráulica una solución más costeable para continuar perpetuando el
modelo extractivo actual, socializando los costos socio-ambientales. En
los últimos diez años el uso del fracking ha ido en aumento con más de
2.5 millones de fracturas hidráulicas con una regulación muy pobre o
nula en la mayoría de los países e ignorando los estudios que se han
hecho de los impactos de dicha práctica en la naturaleza y los seres
humanos en el proceso de extracción del gas.
Si bien el fracking
es una técnica o proceso para extraer gas y no petróleo, principal
enemigo cuando se habla de la dependencia de los humanos a los
combustibles fósiles. La relación de estos dos combustibles es muy
cercana y tanto uno como el otro fomentan la dependencia y limitan la
búsqueda de alternativas tanto de matriz energética como de modelo,
dándolo continuidad al uso de energía no renovables que son las que tienen en jaque a la civilización actual.
Los impactos del fracking
Primero que nada el fracking
es un proceso extractivo y por lo tanto tiene ciertos impactos
socio-ambientales, principalmente en relación a la expropiación de
territorios, causando con esto refugiados ambientales tanto humanos como
de otras especies, generando impactos culturales y ecosistémicos. Sin
embargo el proceso mismo genera otros impactos directos. En los Estados
Unidos, país con más tiempo llevando a cabo este proceso, algunos
estudios han arrojado que el agua que se utiliza, mezclada con otros
compuestos químicos como el benceno, el plomo y veinticuatro químicos
mas, todos probados como cancerígenos son descargados a los mantos
acuíferos contaminando con esto las cuencas, poniendo en riesgo el uso
de estas aguas en la industria agropecuaria y para la vida silvestre en
general. Ni que decir del agua para el consumo humano. Otros estudios
prueban la presencia en altas concentraciones de metano en las tuberías
de agua potable, generando con esto no solo una calidad ínfima y
riesgosa de dicha agua, sino también riesgos de explosión e incendios
por este gas altamente flamable. No está de más mencionar que el metano
es un gas de los llamados Gases de Efecto Invernadero con una
agresividad veinte veces mayor que el dióxido de carbono. Accidentes en
las zonas de extracción no están exentos de ocurrir y las medidas de
seguridad no siempre son las adecuadas, siendo un gran riesgo para las
comunidades cercanas a las plantas de extracción.
…¿y en México?…
Hasta hace muy poco el fracking
era un proceso de los países del Norte Global, pocos o ningún país del
Sur Global estaba participando en este forma de extracción, pero con la
crisis económica que se vive actualmente y con la necesidad de continuar
con la dependencia de los combustibles fósiles, países como México
comienzan a ver en este proceso una alternativa para aprovechar al
máximo los hidrocarburos. Reportes de PEMEX indican que la paraestatal
piensa operar 6, 500 pozos de gas por medio de la fracturación
hidráulica en los próximo cincuenta años, esto sin un estudio serio de
los impactos socio-ambientales y sin insertar nada de esto dentro del
marco regulatorio de la ley de aguas nacionales, un bien natural común
ya de por si amenazado en muchos sentidos en el país y que ahora entra
un nuevo actor en el escenario de la privatización y contaminación del agua en el país.
A manera de conclusión
A pesar de las evidencias sobre los impactos socio-ambientales
ampliamente documentados a nivel mundial, el fracking parece que es la
tendencia a seguir por la industria petrolera y energética, día a día se
escuchan nuevos proyectos o nuevas resistencias contra esta práctica.
Es necesario ir creando las herramientas y las alianzas necesarias para
frenar este tipo de proyectos que impactan en muchos sentidos,
principalmente al bien natural del agua, generando con esto mayores
impactos.
A partir de lo que se conoce y con el principio precautorio como base a
seguir, buscar alternativas no extractivas ni lineales son básicas para
acercarnos a la solución, claro está la participación comunitaria, el
cambio de la matriz energética como base para el cambio del modelo de
producción, son herramientas necesarias para lograr no solo salir de
esta crisis civilizatoria actual, sino romper con un modelo
paradigmático en plena decadencia. Ecoportal.net
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