martes, 29 de mayo de 2012

¡No permitas que las tramposas etiquetas de los alimentos que hacen afirmaciones falsas te engañen por más tiempo!

1)Arándanos falsos.
Algunas empresas etiquetan productos como “arándano”, cuando en realidad no son más que la fabricación de algo que sólo se ve como los arándanos – compuesta de azúcares, almidones, aceites hidrogenados y colorantes en los alimentos.
Tenga cuidado si el arándano es mencionado tras una larga lista de ingredientes.
Esté atento a cualquier colorante rojo o azul, incluidos en la lista de ingredientes.
Cualquier modificación para la palabra arándano como “crujiente” o “poco” en el envasado de alimentos es una bandera roja.
2) Aceite oliva no tan extra virgen.
Es cierto que el aceite de oliva virgen extra es el grado más alto de aceite de oliva. Viene de la primera prensa de las aceitunas que se realiza en menos de 24 horas a partir de las aceitunas cosechadas, y no ha sido tratado químicamente con ningún tipo de aditivos.
Un estudio halló que dos tercios de los supuestos aceite de oliva extra virgen etiquetados en el mercado, no lo son.
Una forma de notar la diferencia es mediante el olfato, el verdadero aceite de oliva extra virgen debe tener un aroma afrutado.
Seguro que mas de uno de nuestros lectores podrá decirnos más formas de detectarlo (si sabes cómo dejanoslo en comentarios, te lo agradeceremos todos los lectores)
3) Miel, sin sus beneficios.
Estudios recientes muestran que muchas de las mieles en el mercado son ultra-filtradas, es decir, todo el polen es eliminado. El polen es lo más beneficioso de la miel porque es una gran fuente de antioxidantes.
Comprar miel orgánica es la mejor forma de asegurarse que contenga polen

martes, 22 de mayo de 2012

¿Transgénicos? No, Gracias

Estos cultivos no fueron alterados genéticamente para rendir más ni para ser más nutritivos ni para reducir el uso de agroquímicos tóxicos. La mayoría fue alterada para ser inmunes al herbicida Roundup, producto de la corporación estadounidense Monsanto, y se les conoce como cultivos Roundup Ready. Aún en dosis diluidas mil veces, los herbicidas Roundup estimulan la muerte de las células de embriones humanos, lo que podría provocar malformaciones, abortos, problemas hormonales, genitales o de reproducción, además de distintos tipos de cánceres”, segun Seralini.
Los cultivos y alimentos transgénicos (genéticamente modificados) son objeto de intensa controversia alrededor del mundo. En esta controversia participan desde doctores y científicos hasta movimientos campesinos, organismos internacionales y líderes políticos, y ha llegado al punto de arrestos, violenta represión y la persecución de científicos que han tenido la osadía de contradecir el discurso oficialista sobre la biotecnología. Este debate ha producido numerosos libros, reportajes de prensa y televisión, documentales de corto y largo metraje, simposios científicos, contenciosas negociaciones internacionales, y hasta marchas de protesta y desobediencia civil.
Entiéndase por transgénico un organismo a cuyo código genético se le han insertado genes de otra especie mediante ingeniería genética o transgénesis. La ingeniería genética derriba barreras celulares para hacer combinaciones genéticas que nunca pudieron haberse dado en la naturaleza, y se usa en la agricultura y alimentos desde la década de los 90. Actualmente hay decenas de millones de hectáreas sembradas de cultivos transgénicos en el mundo, la gran mayoría de ellos en cuatro países de nuestro hemisferio americano: Estados Unidos, Canadá, Brasil y Argentina. Al añadir los de Uruguay, Paraguay y Bolivia, tenemos ahí casi la totalidad de los cultivos transgénicos del mundo. Casi todos son de soya y maíz, y el resto es mayormente algodón y canola (colza).
Estos cultivos no fueron alterados genéticamente para rendir más ni para ser más nutritivos ni para reducir el uso de agroquímicos tóxicos. La mayoría fue alterada para ser inmunes al herbicida Roundup, producto de la corporación estadounidense Monsanto, y se les conoce como cultivos Roundup Ready. Los demás producen su propio pesticida, y se les llama cultivos Bt. Esta soya y maíz se utiliza para hacer, entre otras cosas, harina, almidón, aceite de cocinar, endulzadores, biocombustibles, y comida para alimentar los animales de finca que nos dan carne, lácteos y huevos.
Ese herbicida, ¿es seguro?
De más está decir que los alimentos derivados de cultivos Roundup Ready deben tener trazas sustanciales de Roundup. ¿Cuán seguro es ese herbicida para consumo humano?
En 2010 la revista científica Chemical Research in Toxicology publicó un estudio revisado por los pares, escrito por el embriólogo argentino Andrés Carrasco, investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y director del Laboratorio de Embriología Molecular de la Universidad de Buenos Aires, que determina que el glifosato, ingrediente activo del Roundup, es extremadamente tóxico a embriones de anfibios aún en dosis mucho menores (hasta 1.540 veces menores) que las utilizadas en las fumigaciones agrícolas.
En 2008 esa misma revista había publicado un estudio del francés Giles-Eric Seralini, especialista en biología molecular y docente de la Universidad de Caen, que indica que el Roundup es letal para células humanas. Según su investigación, dosis muy por debajo de las utilizadas en los cultivos de soya provocan la muerte celular en pocas horas.
“Aún en dosis diluidas mil veces, los herbicidas Roundup estimulan la muerte de las células de embriones humanos, lo que podría provocar malformaciones, abortos, problemas hormonales, genitales o de reproducción, además de distintos tipos de cánceres”, dijo Seralini al diario argentino Página 12.
En el ejemplar de marzo 2012 de Ecological Applications el biólogo Rick Relyea, profesor de la Universidad de Pittsburgh, publicó un estudio que indica que dosis subletales de Roundup pueden cambiar la morfología de anfibios. “Los herbicidas no están diseñados para afectar a animales, pero estamos aprendiendo que éstos pueden tener una amplia gama de efectos sorprendentes al alterar cómo funcionan las hormonas”, dijo Relyea. “Esto es importante porque los anfibios no sólo sirven como barómetros de la salud de ecosistemas, sino también como indicadores de peligros potenciales a otras especies en la cadena alimentaria, incluyendo humanos.”
Plantas insecticidas
Las compañías de biotecnología nos aseguran que la toxina insecticida presente en los cultivos Bt es inofensiva a los seres humanos y que se disuelve en nuestro sistema digestivo. Hoy sabemos que eso no es cierto.
Doctores en el hospital universitario de Sherbrooke en Quebec, Canadá, hallaron la toxina Bt en la sangre de mujeres embarazadas y sus fetos, al igual que en mujeres no embarazadas. Específicamente, el estudio encontró la toxina en 93% de 30 mujeres embarazadas, y en la sangre umbilical de 80% de los fetos, y 67% de 39 mujeres no embarazadas.
En 2008 una investigación subvencionada por el Gobierno de Italia encontró que ratones alimentados con el maíz Bt de Monsanto tuvieron anticuerpos IgG e IgE elevados, algo típicamente asociado a alergias e infecciones. Tenían además, índices anormalmente elevados de interleukinas, lo cual está asociado a varias enfermedades en humanos, desde artritis reumatoidea y osteoporosis hasta esclerosis múltiple y la enfermedad de Lou Gehrig. Los ratones tenían además, niveles elevados de células T gamma delta, que están asociados con asma, alergias a alimentos y artritis juvenil.
En la India hay miles de trabajadores agrícolas que trabajan con plantas de algodón transgénico Bt que “según reportes y expedientes de doctores, hospitales y farmacias, al igual que numerosos reportajes investigativos y estudios de caso, constantemente luchan contra piquiñas y erupciones en la piel; algunos toman antihistamínicos todos los días para poder ir a trabajar”, según el investigador Jeffrey Smith, autor de Seeds of deception.
Cito a Smit de nuevo: “Cuando dejaron al ganado pastando en plantas de algodón Bt, tras la cosecha, miles de ovejas, cabras y búfalos murieron. Otros numerosos se enfermaron. Visité una aldea donde por siete u ocho años habían dejado a su ganado pastar plantas naturales de algodón sin incidente. Pero el 3 de enero de 2008 permitieron a sus 13 búfalos pastar plantas de algodón Bt por primera vez. Después de una exposición de solo un día murieron todos. La aldea perdió también 26 cabras y ovejas. Un pequeño estudio en Andhra Pradesh reportó que todas las seis ovejas que pastaron en plantas de algodón Bt murieron en un mes, mientras que tres controles que fueron alimentados con plantas de algodón natural no mostraron síntomas adversos.”
Este no ha sido más que un brevísimo compendio de los riesgos a la salud causados por los productos transgénicos que compañías como Monsanto, Dupont y Syngenta están desarrollando y comercializando en América Latina. Para más recursos, acudan a la página web de la Red por una América Latina Libre de Transgénicos: http://www.rallt.org/
www.ecoportal.net
Carmelo Ruiz Marrero es autor, periodista investigativo y educador ambienta

Capitalismo en espiral

La crisis que ha comenzado a afectar a amplísimas capas de la población en Europa no es la primera del capitalismo. Si este sistema continúa vivo, tampoco será la última: además de recurrentes e inevitables, las crisis son su alimento más nutritivo y reconstituyente. Los países centrales o poderosos (con respecto a los periféricos lo más veraz sería hablar de “crisis permanente”) han vivido tres grandes crisis, entre otras de menor importancia. Como explican Joan Junyent y Miren Etxezarreta, “cada una de ellas marca el final de una gran etapa y las medidas adoptadas para salir de cada una de estas crisis definen la fase siguiente del capitalismo”.
Parte de un punto y va girando una y otra vez, dando vueltas alrededor de un centro del que a cada paso se aleja más. La espiral está presente en el diseño de la naturaleza, desde algunas moléculas a innumerables galaxias, y es, también, una de las formas más representadas por el ser humano desde sus orígenes. Cada vuelta de espiral se va construyendo ampliando la anterior. Con la evolución del capitalismo, sus crisis cíclicas y ciertas recetas “milagrosas” pasa algo semejante, y es tal vez eso lo que explica que tantas personas nos encontremos viviendo un déjà vu que nos deja con los pies helados y las tripas revueltas.
La crisis que ha comenzado a afectar a amplísimas capas de la población en Europa no es la primera del capitalismo. Si este sistema continúa vivo, tampoco será la última: además de recurrentes e inevitables, las crisis son su alimento más nutritivo y reconstituyente. Los países centrales o poderosos (con respecto a los periféricos lo más veraz sería hablar de “crisis permanente”) han vivido tres grandes crisis, entre otras de menor importancia. Como explican Joan Junyent y Miren Etxezarreta [1], “cada una de ellas marca el final de una gran etapa y las medidas adoptadas para salir de cada una de estas crisis definen la fase siguiente del capitalismo”.
El final de la primera Gran Depresión (1873-1896) dio lugar a la aparición de las grandes empresas y a la expansión del capitalismo desde los mercados nacionales hacia el exterior; mientras que la violencia de la siguiente crisis, la más grave por el momento, convenció incluso a las clases dominantes de la necesidad de que el Estado interviniese en la economía. Tras la II Gran Depresión (1929-1939) y la II Guerra Mundial (1939-1945) triunfó el keynesianismo [2] y, gracias al establecimiento de los programas sociales, se alcanzó el denominado “Estado del Bienestar”. Para llegar al momento anterior a la crisis actual, es decir, al capitalismo mundial o globalización, todavía faltaba una: la que se prolongó desde 1966 a los años 80, según los países.
Mismos actores, misma película
Como decíamos, cada una de estas crisis se ha ido superando con medidas nuevas, lo que ha ido dando lugar a las diferentes fases del capitalismo. Sin embargo, en la actualidad se están imponiendo recetas muy conocidas a los países de la Unión Europea: las neoliberales, las que ya se ensayaron a fondo en América Latina a partir del golpe de Estado de Chile (1973) y, sobre todo, desde finales de los 80. Los poderes decían que las reformas estaban diseñadas para solucionar los problemas de subdesarrollo y deuda externa de los países. Los resultados son conocidos: saqueo de recursos naturales, privatizaciones, eliminación de sistemas de regulación de precios, represión antisindical, incremento de las desigualdades, etc. La aplicación de estas políticas tuvo un impacto similar en los países africanos. La destrucción del Estado y las luchas por la supervivencia y el control de los recursos provocaron, como explica Mbuyi Kabunda [3], una gran inestabilidad política y la generalización de guerras civiles en las décadas de los 90 y 2000.
Pero no salimos de la espiral: cada día, los medios de comunicación nos escupen palabras y palabras sobre el paro, la bolsa, la necesidad de ajustes, la importancia de los sacrificios, la luz al final del túnel… El punto de vista que nos trasladan es el mismo: es la perspectiva de la ideología neoliberal, la de quienes tienen interés en profundizar la crisis para sacar mayores beneficios. Sólo hay que ver la cara de satisfacción de la patronal española al hablar de la reforma laboral de febrero de 2012 para constatar que algo de esto, al menos, hay [4]. El número de grandes (inmensas) fortunas pasó de 14 a 16 en España durante 2011, según la revista Forbes. Es decir, que hay dos personas más aquí cerquita que cuentan con una fortuna que supera los mil millones de dólares.
Según la ideología neoliberal, la estabilidad monetaria debe constituir el objetivo supremo de todos los gobiernos. Para lograrla se hace imprescindible, según explica Perry Anderson [5], una disciplina presupuestaria, una restricción de gastos sociales y un incremento del paro: “la restauración de una llamada tasa natural de desempleo”, es decir, “la creación de un ejército de reserva de asalariados (batallones de desempleados) que permita debilitar a los sindicatos”. Los derechos sociales pasan a ser servicios mercantiles, mientras que el Estado no es más que un ente ineficaz que no tendría que hacer nada en la esfera económica.
Con sus diferencias, la ideología de la derecha española que ahora mismo está en el gobierno tiene mucho que ver con la del Tea Party estadounidense. Autoridad, religión, patriotismo y libre mercado. Un libre mercado que no sea tan libre como para no poder “enchufar” a familiares y amigos en puestos bien remunerados, por supuesto, y tampoco como para no engullir todo el dinero público que sea posible para “sanearse”. Desde mayo de 2010 se ha ido desarrollando un ataque frontal y progresivo a los derechos sociales y al gasto social pero, a la vez, se han destinado sumas astronómicas al rescate del sector financiero y del inmobiliario.
¿Y la democracia? Para Friedrich Hayek, uno de los padres del neoliberalismo, la democracia no constituye un sistema político infalible: es, simplemente, un medio. Como explica Julia Evelyn Martínez [6], los programas de ajuste estructural (PAE) impuestos en Centroamérica dos décadas atrás “no necesitaron de la existencia de dictaduras militares y/o del autoritarismo político”, sino que fueron impulsados por gobiernos civiles (sin entrar a ver en cuánto son o no son democracias reales). Con todas sus diferencias, el Chile de Pinochet (1973-1990), la Gran Bretaña de Margaret Tatcher (1979-1990), los Estados Unidos de Ronald Reagan (1981-1989) y varios de los actuales gobiernos europeos comparten el grueso de las medidas económicas puestas en marcha.
Algunos de estos gobiernos, como el irlandés y el español, han sido elegidos en las urnas. Otros, como el italiano y el griego, ya no. Para Jesús González Pazos [7], “asistimos a auténticos golpes de Estado que, definitivamente, prostituyen el llamado sistema democrático europeo e imponen un fascismo social y financiero al servicio de las élites económicas y sus intereses”. No son tecnócratas quienes gobiernan estas repúblicas parlamentarias- que-ya-no-lo-son. Por poner sólo un ejemplo: Mario Monti, actual primer ministro de Italia, fue director europeo de la Comisión Trilateral y miembro de la directiva del Grupo Bilderberg, así como asesor de The Coca-Cola Company y de Goldman Sachs.
Salir de la espiral - laberinto
¿Se podrá evitar que los poderes continúen imponiendo las mismas medidas que han disparado las desigualdades y la pobreza en otros momentos y lugares? La espiral de ataques a quienes tienen menos se va haciendo cada vez más violenta. Habrá que rechazar los chantajes de la deuda, el déficit, la productividad, la ineficacia de lo público, etc. Ninguno de los recortes en educación, cultura o sanidad son necesarios, ni la reforma laboral, ni la de las pensiones (que vendrá). Todas las medidas y recortes son opciones políticas.
Habrá que “sentir” que de verdad hay alternativas, identificar bien a quiénes les interesa esta crisis y este sistema. Los actores siguen siendo los mismos que los que identificó Jack London en 1908 en la novela “El talón de hierro” y muchas de las frases que London pone en boca del obrero Ernest Everhard son idénticas a las que se continúan escribiendo hoy. Al periodista, por ejemplo, Everhard le dice: “Me parece que su tarea consiste en deformar la verdad de acuerdo con las órdenes de sus patrones, los que, a su vez, obedecen la santísima voluntad de las corporaciones”.
Las alternativas existen, a pesar de que, como dice Everhard a quienes tienen el poder, “sabemos, y lo sabemos al precio de una amarga experiencia, que ninguna apelación al derecho, a la justicia o a la humanidad podría jamás conmoveros”. El pensamiento, la búsqueda de las mejores alternativas, va desarrollándose también en espiral, más cerca del pensamiento indígena que del lineal “racionalismo” de Occidente: las teorías más clásicas continúan vivas (sólo hay que echar un ojo a las reediciones y “remarxterizaciones” de las obras de Carl Marx) y las más actuales, como el decrecimiento y la soberanía alimentaria, cuentan cada día con una base más sólida. Perder miedo, recuperar ilusión, reflexionar, actuar… ¿Por ahí? www.ecoportal.net
Andrea Gago Menor - mayo de 2012 - Nº 51 de Pueblos - Revista de Información y Debate- http://www.revistapueblos.org
Notas:
[1] Junyent, Joan; y Etxezarreta, Miren (2009): “Elementos fundamentales para entender cómo funciona el capitalismo y su evolución histórica”, en Informes de Economía, nº6, Apuntes teóricos para entender la crisis, Seminari d’Economia Crítica Taifa, Barcelona.
[2] John Maynard Keynes en 1936. Defiende que el mercado no tiende, por sí solo, al pleno uso de los factores productivos o medios de producción (incluyendo el capital y trabajo).
[3] Kabunda, Mbuyi (2012): “Las instituciones financieras internacionales en África”, en Pueblos - Revista de Información y Debate, número 51.
[4] El 16 de febrero de 2012, una cámara atrapaba las bromas entre el presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Juan Rosell, y el de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme), Jesús
[5] Anderson, Perry: “Historia y lecciones del neoliberalismo”, Universidad de California, Los Ángeles. Disponible en la Biblioteca Virtual del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO): www.clacso.org.ar.
[6] Martínez, Julia Evelyn (2012): “Centroamérica: ajuste estructural e impacto sobre la vida de las mujeres”, en Pueblos - Revista de Información y Debate, número 51.
[7] González Pazos, Jesús (2012): “Fascismo social y financiero en Europa”, Rebelión, 25/02/201

Algunas reflexiones sobre salud, agroecología, soberanía alimentaria y socialismo

El tipo de alimentación, especialmente cárnica, que se promociona en muchos países capitalistas, unido a las formas de vida sedentaria, consumista, desestructurada social y familiarmente, etc. que lleva aparejada la ideología del máximo beneficio económico y del adormecimiento social, está llevando a la humanidad a la contradictoria realidad de una hambruna cada vez mayor, por una parte, y de enfermedades cardiovasculares por sobrepeso y obesidad y toxiinfecciones alimentarias emergentes por otra. Y todo ello, en un planeta cada vez más amenazado por la contaminación creciente, el calentamiento global a que está siendo sometido, la pérdida de selvas y suelo como sumideros de carbono, etc.
Cuando se ha cumplido un año del primer caso de infección por Escherichia coli O104:H4 del mortífero brote ocurrido en Alemania (46 defunciones en Europa) (1), aparece en la República bolivariana de Venezuela una noticia con la que aparentemente no tiene ninguna relación: la empresa socialista ganadera agroecológica “Marisela” (Estado de Apure) se afianza y ya ha producido más de tres millones de toneladas de carne para el pueblo venezolano (2).
Por un lado asistimos a la preocupante proliferación de brotes epidémicos por diversas bacterias (E. coli, Salmonella spp., Listeria monocytogenes, Campylobacter, etc.) cada vez más resistentes a los antibióticos, o con formas recombinadas como la última de Alemania (cepa con características recombinadas de la E. coli enteroagregativa y la E. coli enterohemorrágica), que se producen en muchos países capitalistas, y que se asocia a la predominancia de la ganadería intensiva alimentada con granos en los contaminantes e insalubres establecimientos denominados “feedlots”. El tipo de alimentación, especialmente cárnica, que se promociona en dichos países, unido a las formas de vida sedentaria, consumista, desestructurada social y familiarmente, etc. que lleva aparejada la ideología del máximo beneficio económico y del adormecimiento social, está llevando a la humanidad a la contradictoria realidad de una hambruna cada vez mayor, por una parte, y de enfermedades cardiovasculares por sobrepeso y obesidad y toxiinfecciones alimentarias emergentes por otra (3). Y todo ello, en un planeta cada vez más amenazado por la contaminación creciente, el calentamiento global a que está siendo sometido, la pérdida de selvas y suelo como sumideros de carbono, etc.
Las grandes corporaciones agropecuarias no sólo constituyen un inmenso almacén de microorganismos patógenos que se recombinan genéticamente de forma peligrosa y con consecuencias insospechadas, y que provocan resistencias a antibióticos de forma alarmante, como ya lo denunciaba la propia OMS en el 2004 (4). También originan un proceso de concentración y privatización de empresas, tierras y aguas que está arruinando a cada vez más pequeños agricultores y ganaderos, privándolos de sus medios de subsistencia y lanzándolos a la miseria.
Unido a esta realidad asistimos a un proceso de latrocinio a manos de las multinacionales energéticas, farmacéuticas, alimentarias, agropecuarias, etc., muchas de ellas asociadas entre sí, que, revestido a veces de ayudas al desarrollo (capitalista, claro) y “humanitarias”, amenazan con despojar a los pueblos de su saber natural milenario, su cultura y su capacidad de decisión sobre sus hábitos alimentarios entre otros. El proceso de acumulación capitalista a escala global lleva implícito la reducción (cuando no la destrucción) de la soberanía de los pueblos, y especialmente en lo que estamos tratando, de la soberanía alimentaria.
La Soberanía Alimentaria (concepto propuesto por Vía Campesina en el Foro paralelo a la Cumbre Mundial de la Alimentación de Roma en 1996) apuesta por la relocalización de los sistemas agroalimentarios y por modelos de producción campesinos, pero también incrementaría la seguridad alimentaria desde la perspectiva del riesgo toxiinfeccioso. Por un lado, los alimentos serían adecuados al contexto cultural, pero por otro lado, la agricultura y ganadería campesina, desde el enfoque de la agroecología, favorecería la producción de alimentos sin tóxicos, disminuyendo el riesgo de consumir alimentos contaminados a nivel de granja, y socialmente justos. Así mismo, el acortamiento de la cadena alimentaria y la reducción del número de intermediarios y transformaciones sufridas por los alimentos disminuyen los puntos críticos en los que los alimentos pudieran ser contaminados.
Lo ocurrido en el brote epidémico de E. coli en Alemania hace un año, donde las cadenas globalizadas de comercialización de semillas y productos provocaron que se tardaran varias semanas meses en conseguir la trazabilidad para determinar el origen de las potenciales fuentes de contaminación y reducir las consecuencias de esa crisis alimentaria, sería impensable si la sociedad se basara en el principio de la soberanía alimentaria, donde una cadena corta de comercialización permitiría saber de inmediato el origen de los productos consumidos (5).
Se conoce desde hace años que la carne del ganado vacuno que se alimenta con pastos naturales presenta una serie de ventajas nutricionales respecto al alimentado con granos como maíz, sorgo, cebada, etc. No sólo tiene menos grasas total y saturadas, y presenta mayores cantidades de antioxidantes como la vitamina E y los beta-carotenos, de ácido clavulánico conjugado (protector de algunos tumores) o de grasas omega-3, entre otros (6, 7, 8). Es que además de esta razón incontestable para la salud humana, cada vez hay más evidencias de que la alimentación con pastos reduce la contaminación por E. coli en las carnes de vacuno y en las heces de estos rumiantes que contaminan enormemente los ríos y acuíferos de los establecimientos de cría intensiva.
El sistema de alimentación basado en granos genera un alto nivel de acidez en el colon de los animales, obligando a la E. coli a mutar para adaptarse a esa acidez y por tanto hacerse resistente a la acidez del aparato digestivo de los seres humanos, provocando una enfermedad más virulenta (9). Esto es lo que pasó con la cepa O157:H7, que apareció en los EEUU en 1982 en brotes epidémicos asociados al consumo de hamburguesas. Un equipo de la Universidad de Cornell comprobó que frente a las más de 6 millones de bacterias que encontraron en las heces de ganado vacuno alimentado con granos, sólo hallaron 20.000 en las alimentadas con pastos, y en el estómago de los humanos, la supervivencia de E. coli procedente de los primeros era de una proporción de 250.000 a 100 (10).
Por tanto, si hay evidencia científica sobre los problemas nutricionales y sanitarios de la carne procedente de la ganadería intensiva, además de lo tantas veces denunciado sobre las hormonas del crecimiento recombinantes que se le inyectan o los antibióticos terapéuticos y preventivos debido a las enfermedades provocadas por la hiperacidez digestiva, el hacinamiento y el estrés del ganado, ¿cómo sigue creciendo este tipo de complejos industriales ganaderos basado en este tipo de alimentación y crianza?
Pero la solución tampoco es hacer grandes fincas de ganado con producción extensiva para que coman pastos y conseguir carnes ecológicas y más sanas. El planeta no podría soportar esa presión que supone una ganadería al ritmo de crecimiento que le imprime el capitalismo. Hasta las Naciones Unidas han realizado un dramático llamamiento a los países capitalistas industrializados para que su ganadería aproveche únicamente recursos naturales, pastizales y hojas de árboles y arbustos, sin competir con la tierra necesaria para el cultivo de cereales y el agua imprescindibles para la alimentación humana: no puede ser que el 8% del consumo mundial de agua se destine a la ganadería, y de ella un 70% se destine para el regadío de pastos y forrajes (11). Es fundamental, además, la reducción del impacto sobre el clima de la actividad ganadera que promueve el sistema, ya que es responsable del 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero, porcentaje mayor que el correspondiente a los me dios de transporte (11). También se advierte de que el sector ganadero emite el 37% del metano antropógeno, el cual proviene en su mayor parte del proceso de fermentación ocurrido en la digestión intestinal de los rumiantes y tiene un potencial de calentamiento global 23 veces mayor que el del CO2, y el 65% del óxido nitroso antropógeno (potente gas de efecto invernadero), en su mayor parte proveniente del estiércol. Aunque también, en el tema de la industria ganadera a gran escala que estamos tratando, cuando los bosques tropicales se talan y son transformados en pastizales, las emisiones de óxido nitroso aumentan el triple (12).
Pero no sólo la contaminación y el clima son peligros reales de una producción ganadera buscando sólo el beneficio de las multinacionales pecuarias. El 30 por ciento de la superficie terrestre que ocupa hoy en día la ganadería estuvo antes habitada por fauna silvestre, por lo que se sostiene que el sector pecuario podría ser el primer responsable de la pérdida de biodiversidad dado que es la primera causa de deforestación y tiene una alta participación en la degradación del suelo, la contaminación, etc. Un análisis de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la prestigiosa Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) muestra que la mayoría de las especies amenazadas en el mundo se ven sometidas a pérdidas de hábitats debido a la actividad ganadera (12).
Aquí, en el estado español, los capitalistas no atienden a estos razonamientos y continúan el proceso de industrialización y concentración de empresas, con el consiguiente desmantelamiento de las pequeñas instalaciones ganaderas. Así ha ocurrido con la reciente formación de una de las mayores corporaciones europeas, “Campofrío Food Group” que controla empresas españolas como Navidul, Revilla u Oscar Mayer, además de otras empresas portuguesas, belgas, francesas, rumanas, etc. del sector. Además, la ganadería industrial intensiva española, que tiene a Cataluña como referente al convertirse en el principal productor de carne porcina del estado, es el principal devorador de cereales y el principal motor de importación de los mismos para la fabricación de piensos, siendo un sector succionador clave de la soja que se produce en Argentina y Brasil en preocupantes condiciones de monocultivo. Si a esto le unimos la total dependencia exterior de producción española de carne, leche y huevos industriales, tenemos que ser conscientes de con este estado de cosas no sólo disminuye nuestra soberanía alimentaria sino que contribuimos a destruir la de otras regiones del mundo más desfavorecidas.
Y por supuesto, no queremos añadir a esta situación el papel de la proliferación de los cultivos transgénicos (OGM) en el estado español y en el mundo, para la fabricación de piensos como es el caso del maíz, pues nos extenderíamos mucho y creemos que ya ha quedado claro en otros estudios (3), aunque ambas problemáticas están íntimamente relacionadas y este hecho no hay que perderlo de vista.
Los pueblos deben recuperar su soberanía alimentaria. Deben volver a tener la capacidad de decidir qué, cuánto y dónde se produce, y cómo se produce, y qué tipo de alimentación está en consonancia con el equilibrio de la naturaleza, así como con sus intereses sociales, culturales, comunitarios y ecológicos que le proporcione la verdadera salud entendida como bienestar personal y social en interacción con el mundo que le rodea.
Como siempre ha ocurrido, el capitalismo no retrocede ante los reveses que le pueden suponer las crisis sanitarias animales y humanas o las campañas de desprestigio de grupos de consumidores que cuestionan su política agropecuaria. Al contrario, se adapta a las nuevas condiciones y trata de atraerse a los nuevos consumidores. El capitalismo se hace “ecológico” para continuar con sus ganancias y su explotación de la población trabajadora y la esquilmación de los recursos naturales del planeta. Que las vacas tienen mala prensa, porque están locas o provocan epidemias de infecciones por E. coli, pues se crían cerdos y pollos. Que aparecen epidemias de gripe aviar o gripe porcina, pues se decide cerrar fronteras según las procedencias de esos productos, o se aprovecha para incrementar los precios de ganado alternativo, o se vuelve a criar ganado vacuno pero ahora ecológicamente y en grandes extensiones de pastizales aunque sea talando selvas, o se favorecen las granjas aviares de color “verde” con pollos menos hacinados y con alimentación a base de piensos hecho con soja cultivada en Argentina como monocultivo después de despojar de sus tierras a los campesinos pobres. El círculo se ha cerrado.
Por eso, la soberanía alimentaria que está presente en las reivindicaciones de los movimientos campesinos y ecologistas del mundo entero, únicamente tiene verdadero sentido si va unida a la soberanía social y económica. Los pueblos serán dueños de su destino si consiguen ser libres y soberanos de su presente en todos los ámbitos: social, cultural, alimentario, etc. Y para eso deben tener el poder de decidir y actuar, y deben tener la tierra y el agua de la naturaleza que habitan. Decir “soberanía alimentaria” es decir “tierra y libertad”, y en la mayor parte del mundo, y en nuestra Andalucía también, eso quiere decir “revolución agraria” y “revolución socialista”; quiere decir poder socialista para planificar la producción y el consumo de alimentos, del tratamiento de las semillas y la gestión del agua con el único fin de proporcionar una vida digna y saludable a los seres humanos en un planeta vivo y diverso.
Así lo entienden ahora los cubanos, con el desarrollo de la finca ganadera en la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC), después de salir de los errores que les llevaron en los años 60 y 70 del pasado siglo a hacer depender su agricultura y ganadería de las grandes importaciones de piensos y productos agrotóxicos procedentes de la antigua URSS, cuando los soviéticos y sus aliados no entendían otra cosa que el crecimiento desorbitado y antinatural como forma de combatir al capitalismo, aun a costa de cometer las mismas aberraciones que ellos en el plano alimentario, agropecuario y ecológico. Ahora, mediante las UBPC están desarrollando modelos agroecológicos y están volviendo a la autosuficiencia y sostenibilidad, logrando una transformación favorable en las superficies destinadas a pastoreo, cultivos forrajeros y agroforestales, así como un aumento de la biodiversidad y la integración de la ganadería–agricultura (13).
Esto está en consonancia con la defensa de la llamada «finca campesina» como unidad de producción y consumo que se ha desarrollado en muchas zonas de América Latina de forma histórica y que se está poniendo como ejemplo del importante papel que el componente pecuario (rumiantes y no rumiantes) desempeña cuando estos se integran a sistemas diversificados, como son las unidades familiares o cooperativas de producción agropecuaria donde se manifiestan múltiples interacciones entre sus componentes biofísicos y socioeconómicos. El forraje, el grano y los residuos de cosecha se destinan para alimentación del componente animal (equinos, ovinos, caprinos, cerdos, aves y conejos) e, inversamente, los servicios y desechos animales son empleados en actividades agrícolas y forestales (el abono y la fuerza de tracción animal). A su vez, los animales adquieren múltiples finalidades, sea que se destinen al consumo de la colectividad o al mercado, bien como fuente de proteína animal o como abrigo en forma de lana y cuero (14).
Pero especialmente lo están entendiendo los venezolanos en su experiencia de construir una sociedad socialista en el continente americano. Y en esto el “Hato Marisela” (“hato” o hacienda ganadera, en países como Venezuela, Colombia, Honduras, etc.) es un ejemplo que debemos analizar para proporcionar una alternativa a nuestros jornaleros y pequeños agricultores y ganaderos que luchan por la, a menudo, descarnada y etérea soberanía alimentaria.
En Marisela (que suena parecido a Marinaleda, ejemplo andaluz de autogestión popular) la soberanía alimentaria la entendieron ocupando, produciendo y distribuyendo las tierras ociosas en poder de los antiguos terratenientes de la hacienda El Frío (fronteriza con Colombia). Con ello rompieron los esquemas latifundistas para incluir al pueblo trabajador, campesinas y campesinos, en la participación popular como protagonista de su propio poder de elegir el modelo de producción adecuado a fin de tener tierras y personas libres. La entendieron construyendo una empresa socialista de más de 63.000 hectáreas dedicada al manejo integrado de rebaños y cultivos (incluyendo lagunas agroecológicas de piscicultura) con el fin de crear una nueva visión integral de los modos de producción con principios agroecológicos y sostenibles. Marisela, a través de los Consejos Comunales, la entienden como una manera, históricamente determinada, de impulsar formas de autogobierno y autodefensa popular entre las trabajadoras, los trabajadores y las comunidades orientadas al alcance de la soberanía alimentaria y la defensa integral de la nación bolivariana.
Ahora que el Sindicato Andaluz de Trabajadoras y Trabajadores está impulsando la ocupación y reocupación de la finca de Somonte (Palma del Río, Córdoba), pasa a un primer plano la reivindicación de dar tierra y libertad al pueblo trabajador del campo andaluz, y con ello avanzar en su soberanía alimentaria. Pero en este momento de crisis sistémica del capitalismo no basta con dar sólo “tierra pa’l que la trabaja”, o “SOC Monte pa’l pueblo”, sino también educar y promocionar la forma de gestión y tenencia de esa tierra y la forma en que se producen y se distribuyen los productos del campo. Por eso, las experiencias socialistas actuales de Cuba y Venezuela deben darse a conocer para elevar la conciencia comunal y comunista y avanzar en el proceso de liberación social.
Por supuesto que también hay experiencias tradicionales que se deben reactivar, promover y actualizar como es el caso en nuestra península del pastoreo extensivo de la trashumancia. Como dice J. Garzón de la Asociación Consejo de la Mesta, “Desde hace al menos 7.000 años, los ganaderos ibéricos han sabido adaptarse a las condiciones climáticas de nuestra Península, desplazándose con sus rebaños entre los valles en invierno y las montañas en verano, recorriendo para ello cientos de kilómetros cada primavera y cada otoño. Han contribuido así a la conservación de una red extraordinaria de corredores ecológicos, las vías pecuarias, con más de 125.000 Km de longitud y 400.000 Ha de superficie, manteniendo pastizales naturales con una de las mayores diversidades biológicas conocidas: más de 40 especies diferentes de plantas por cada metro cuadrado de terreno ” (11).
Los movimientos trashumantes del ganado, además de garantizar la conservación y el óptimo aprovechamiento de los pastos y agua disponibles, adaptándose de inmediato a las condiciones climáticas cambiantes, tienen una importantísima función para el transporte y dispersión de semillas a lo largo y ancho del territorio, manteniendo la interrelación entre los ecosistemas y contribuyendo a conservar su diversidad biológica. Se estima que cada rebaño de 1.000 ovejas o 100 vacas trashumantes, dispersa diariamente más de 5 millones de semillas y 3 toneladas de abono en forma de estiércol, a lo largo de cientos de kilómetros de valles, ríos, laderas, montañas y mesetas, durante sus desplazamientos de aproximadamente un mes en primavera y otro en otoño caminando por las cañadas (11).
En nuestra Andalucía y en Extremadura se debe defender la crianza del cerdo ibérico en los pastos de las dehesas centenarias de encinas y alcornoques, cuyo perfecto ecosistema en el que interaccionan y se enriquecen mutuamente la zona arbolada, los prados, los cultivos y el pastoreo ha dado origen a propuestas alternativas a los sistemas agroganaderos intensivos, donde el componente pecuario y el agrícola dejan de estar unidos y los bosques son mirados más como objetos de deseo para conseguir nuevos pastos, antes que como elemento complementario del ecosistema. Ecoverger es un ejemplo de este intento por volver a sistemas agrosilvopastorales adehesados de aprovechamiento mixto (pomaradas, montados, dehesas, olivares…), que fueron emblemáticos paisajes durante varios siglos en otras zonas de Europa como Portugal o Francia y donde la productividad se mide no sólo por la producción ganadera sino también por otros productos como la miel, el corcho, la madera, licores, frutos, etc., y por la armonía saludable que produce la interpenetración del ser humano y la naturaleza (15).
Navas Panadero reconoce que los sistemas silvopastoriles constituyen una alternativa para la sostenibilidad de la producción bovina, en los que se incorpora el árbol como elemento productivo, que hace aportes a la alimentación animal y genera relaciones positivas entre el suelo, las pasturas y los animales, ya que aumenta la fertilidad del suelo a través del reciclaje de nutrientes, mejora el balance hídrico, reduce la evaporación y el estrés calórico en los animales a través de la producción de sombra, etc. (16). Pero deja claro para qué propone esta alternativa, para conseguir acceder sobre todo a clientes ecologistas y consumidores concienciados, “a mercados especiales donde la conservación de los recursos naturales y el bienestar animal y social son pilares fundamentales” (16). Este es el razonamiento de los defensores del capitalismo agroganadero “verde”: aumentar y mejorar la producción para llegar a nuevos mercados. Pero nosotras y las empeñadas en construir sociedades autogestionadas, socialistas y comunistas, no podemos pensar y actuar así.
A nivel individual, si nuestra capacidad adquisitiva nos lo permite, o si hemos decidido vivir en el campo y trabajar de forma respetuosa y sostenible la tierra y sus frutos, podemos comer sano, productos ecológicos agrícolas y cárnicos, fomentando la producción y el comercio local, volver a la austeridad de la relación equilibrada con la naturaleza y combatir el consumismo desenfrenado de nuestro sistema capitalista. Pero eso no basta. Hay que actuar también a nivel social y global si queremos que esa forma de vida llegue hasta nuestra descendencia. Hay que proponer y promover nuevas formas de consumo y producción basados en las pequeñas parcelas de poder popular y autogestionario que podamos conseguir en todas las esferas de la actividad humana. Hay que estudiar, asimilar, y aplicar en la medida de los posible, experiencias agroecológicas del pasado y de otros pueblos y sociedades para ir creando conciencia de esta lacra que nos está dejando como herencia el sistema capitalista. Hasta hoy día, la vida de las personas y la del planeta no habían estado más unidas en su futuro y en su probabilidad de supervivencia. El capitalismo avanzado y decadente, en un paso de tuerca del desarrollo del mundo, ha conseguido más que un curso acelerado de materialismo dialéctico al ayudar a poner en evidencia a muchas personas la rica interrelación del ecosistema global que forman los seres vivos y la naturaleza toda de la que forman parte. Si en el pasado era difícil ser revolucionario y ecologista y no ver esta interrelación, y prueba de ello son los muchos comunistas que en el siglo XX no acertaron a comprender esta realidad, hoy día es más transparente que nunca.
Pero hubo excepciones. Entre otros, el filósofo marxista W. Harich escribía a finales de la década de 1970 (17): “ Luchar en las metrópolis capitalistas contra la destrucción del medio ambiente y el despilfarro de energía y materias primas quiere decir ofrecer, a la marcha hacia el suicidio emprendida por la humanidad, una resistencia tal que gracias a ella sea imposible una recuperación capitalista de la crisis estructural del presente, recuperación que, caso de llevarse a cabo, no haría sino reforzar… el poder de las grandes corporaciones multinacionales a costa de la base natural de la sociedad y en perjuicio de los pueblos subdesarrollados” (pág. 270). Y abogando por una reducción del consumo superfluo en la sociedad socialista alemana de la antigua RDA, y criticando a los fetichistas del crecimiento, escribía: “La circulación individual con automóviles, el uso de la mayor parte de utensilios domésticos consumidores de energía eléctrica, (…) el turismo de masas en aviones, pero también la proporción actual de carne y grasas animales en nuestra alimentación son algunas cosas entre otras muchas que van a tener que desaparecer muy pronto y para siempre de nuestra vida…” (pág. 297). El consumismo alimentario y de todo tipo a que estamos siendo sometidos por el sistema, alimentando increíbles cuotas de individualismo y egoísmo, es algo que hay que combatir desde ya, dentro y fuera de las organizaciones revolucionarias. Hay que conseguir un grado de austeridad en nuestras vidas si queremos construir una sociedad comunista “homeostática”, como dice Harich. Es muy difícil por lo imbuidos que estamos de la ideología burguesa e imperialista, pero participo del optimismo del filósofo alemán cuando expresa su confianza en la capacidad de sacrificio y heroísmo que ha demostrado el pueblo trabajador en numerosas experiencias de combate y resistencia a lo largo de la Historia. No hay otra opción si queremos que nuestro planeta y la vida que queremos para nuestros semejantes, y el resto de seres vivos que la pueblan, tengan un futuro. www.ecoportal.net
Manuel Almisas Albéndiz – Rebelion - http://www.rebelion.org
Referencias:
1.- ECDC (European Centre for Disease Prevention and Control): Shiga toxin-producing E. coli (STEC): Update on outbreak in the EU (27 July 2011, 11:00). Disponible en: http://www.ecdc.europa.eu/....
2. “63 mil hectáreas destinadas a la producción de alimentos. Más de tres millones de toneladas de carne ha producido el Hato Marisela”. 25 de Abril de 2012. Aporrea.org. Comunicación popular para la construcción del socialismo del siglo XXI. En: http://www.aporrea.org/....
3. Cruz Rojo C. Consumo alimentario: causas y consecuencias para la salud. Editorial “El Boletín”. Puerto Real (Cádiz), 2012. Disponible en: http://www.rebelion.org/....
4. Programa conjunto FAO/OMS sobre normas alimentarias. Comité del codex sobre higiene de los alimentos. 2004. Documento de debate sobre el perfil de riesgos para Escherichia coli enterohemorrágica, incluida la identificación de los productos básicos de interés, entre ellos las semillas germinadas y la carne molida de res y puerco. Disponible en: ftp://ftp.fao.org/....
5. Marta G. Rivera. Sin Soberanía Alimentaria no hay seguridad alimentaria. Revista “Soberanía alimentaria, biodiversidad y culturas”, 2011. Disponible en: http://revistasoberaniaalimentaria.wordpress.com/....
6. Rosso O. y García P. Calidad de la carne vacuna. Revista de los CREA, 1998; 215:70-72.
7. Duckett SK, Neel JPS, Fontenot JP and Clapham WM. Effects of winter stocker growth rate and finishing system on: III. Tissue proximate, fatty acid, vitamin, and cholesterol content. J Anim Sci, publicado online el 5 de Junio de 2009. Disponible en: http://jas.fass.org/.....
8. Castañeda Serrano RD. y Peñuela Sierra LM. Ácidos grasos en la carne bovina: Confinamiento VS. Pastoreo. Publicado el 27/08/2010 en: http://www.engormix.com/....
9. Callaway TR , Elder RO, Keen JE, Anderson RC. and Nisbet DJ. Forage feeding to reduce preharvest Escherichia coli populations in cattle, a review. J. Dairy Sci (2003); 86:852–860.
10. Russell, JB., Diez-Gonzalez F, and Jarvis GN. Potential Effect of Cattle Diets on the Transmission of Pathogenic Escherichia Coli to Humans. Microbes Infect 2, no. 1 (2000): 45-53.
11. Garzón J. (Asociación Concejo de la Mesta). La ganadería extensiva como garantía alimentaria y adaptación al cambio climático. Revista “Soberanía alimentaria, biodiversidad y culturas”, 2011. Disponible en: http://revistasoberaniaalimentaria.wordpress.com/....
12. Steinfeld H, Gerber P, Wassenaar T, Castel V, Rosales M, Cees de Haan. La larga sombra del ganado. Problemas ambientales y opciones. Iniciativa para Ganadería, Medio Ambiente y Desarrollo (LEAD)- FAO; Roma, 2009. ISBN 978-92-5-305571-5 Disponible un resumen en: ftp://ftp.fao.org/....
13. García Amarelle FA, Denis Arias E, Trujillo Méndez G, et al. Modelo de una finca ganadera de producción diversificada. Zootecnia Trop 2008; 26(3): 359-61. Disponible en: http://www.sian.inia.gob.ve/....
14. Opciones de ganadería en sistemas de producción campesinos de América Latina. Mora-Delgado J. y Holguín VA. Ganadería en sistemas de producción campesinos, 2002, Vol. 2, 1-7. Disponible en: http://www.fao.org/....
15. Autores varios. "Ecovergers: Disfrútalos". Madrid, 2005. Editado: Fundación Global Nature. Disponible en: http://www.fundacionglobalnature.org/....
16. Navas Panadero A. Sistemas silvopastoriles para el diseño de fincas ganaderas sostenibles. Revista ACOVEZ, 16, 2007. (Asociación Colombiana de Médicos Veterinarios y Zootecnistas). Disponible en: http://www.produccion-animal.com.ar/....
17. Harich W. ¿Comunismo sin crecimiento? Babeuf y el Club de Roma. Editorial Materiales. Barcelona, 1978. Disponible en:

martes, 15 de mayo de 2012

Llamado de La Vía Campesina

El avance del sistema capitalista, que alcanzó dimensiones sin precedentes en las últimas dos décadas, está resultando de la misma forma en una crisis sin precedentes. La crisis financiera, alimentaria, energética y del medio ambiente son facetas de la crisis estructural del capitalismo, que no tiene límites en su búsqueda de más beneficios. Y que, al igual que otras crisis estructurales, golpean a los pueblos del mundo y no a las élites y corporaciones.
En todos los continentes, hemos visto que incluso durante la crisis, el capitalismo no ha reducido su impulso. La compra y el acaparamiento de tierras por empresas extranjeras, el avance de la industria minera, las tecnologías transgénicas, cada vez más presentes en el campo, los agrocombustibles y los pesticidas se comercializan a gran escala. Por último, la crisis del capitalismo no significa que el sistema retroceda. Por el contrario, es precisamente entonces cuando se mueve con más intensidad hacia adelante; las empresas aprovechan la crisis para extender su dominio en los territorios que aún no han conquistado.
La Conferencia de Río +20 es un claro ejemplo. En lugar de reunir a los gobiernos de todo el mundo para encontrar soluciones reales a la crisis ambiental, el evento servirá para consolidar las falsas soluciones y la apropiación de los territorios tradicionales de los pueblos y de las campesinas y campesinos. En la Conferencia de las Naciones Unidas sólo los intereses de las grandes corporaciones tendrán cabida.
Para resistir y desafiar a estos intereses, es esencial que los pueblos del mundo continúen fortaleciendo su organización y luchas, alzar la voz y mostrar que sólo la soberanía popular puede garantizar las soluciones reales.
Por ello, desde La Vía Campesina, hacemos un llamamiento a nuestras organizaciones miembro y aliados para organizar y articular luchas en todo el mundo y durante todo el mes de junio. Dando énfasis al día 5, día Mundial del Medio Ambiente, mostrando nuestra unidad y fuerza, para enviar por adelantado desde todos los rincones del mundo un mensaje contundente a los líderes que estarán en Río +20, del 20 al 22 de junio, en Río de Janeiro, Brasil.
Cada lucha, cada resistencia, cada territorio recuperado por nosotros debe ser la expresión de la unidad global contra el avance del sistema capitalista sobre la naturaleza.
Paralelamente a la conferencia oficial, los pueblos del mundo estaremos reunidos en la Cumbre de los Pueblos, en un proceso de construcción colectiva y de movilización permanente. A lo largo de la semana, entre los días 18 y 22 de junio, también será un periodo de movilización global. Y nuestra tarea no es sólo en Río de Janeiro. Seguimos el camino de las luchas de los países, y especialmente el 20 de junio, cuando oficialmente se inicia la conferencia. Durante este período las luchas en todos los continentes deben hacerse eco en Río de Janeiro y en el mundo.
Invitamos a todas las organizaciones campesinas y sus aliadas y aliados a organizar protestas y acciones en todo el mundo: marchas en la ciudad y en el campo, ruedas de prensa, acciones de Reforma Agraria y tierra, campañas de comunicación, programas de radio, movilizaciones contra las empresas que explotan el medio ambiente, debates en las escuelas y universidades, exhibición de películas temáticas y otras acciones construidas colectivamente en sus países.
En el momento en que el capitalismo quiere globalizar aún más el sistema, dominar nuestros territorios y explotar nuestra fuerza de trabajo, debemos internacionalizar la lucha. Vamos a organizar, preparar nuestras acciones, articular nuestras bases y nuestros aliados en esta gran jornada de lucha contra el capitalismo. La fuerza en nuestro viaje vendrá de nuestra capacidad para organizar y proporcionar la visibilidad nacional e internacional.
Solicitamos que comuniquen las acciones en lvcweb@viacampesina.org
No a las falsas soluciones del capitalismo verde.
Agricultura campesina YA!
Globalicemos la Lucha, Globalicemos la Esperanza. www.ecoportal.net
La Via Campesina

PARA NUESTRAS MASCOTAS

Collar antipulgas
Es muy simple, solo necesitamos:
  • 1 collar de fieltro normal (sin tratar).
  • El aceite de 2 cápsulas de ajo.
  • 1 cucharada de aceite esencial de Poleo.
  • 1 cucharada de aceite esencial de Lavanda.
  • 1 cucharada de aceite esencial de Hierba luisa (Cedrón).
  • 1cucharada de Romero.
  • 2 cucharaditas de alcohol puro.
 Modo de uso
En un bol echamos todos los ingredientes y los mezclamos bien, después empapamos bien el collar en la mezcla. Dejamos secar bien el collar. El efecto antipulgas deberá durarnos un mes aproximadamente.


Además, cuando bañemos a nuestra mascota, le aclaramos con un infusión concentrada de eucalipto, que es antiséptico e insecticida.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Diez motivos para defender la Ley de Costas


En dos décadas, cada día se ha perdido una superficie de nuestra costa similar a ocho campos de fútbol. La Ley de Costas no debe ser reformada, sino aplicarla correctamente ya que:
  • La Ley de Costas garantiza el uso público y libre de la costa. Defender nuestras playas, calas, dunas, acantilados y rías es proteger un bien común.
  • La Ley de Costas debe ser un seguro contra la especulación y contra la corrupción en nuestro litoral.
  • La Ley de Costas salvaguarda el valor económico del litoral. Una costa bien conservada genera beneficios de unos 8.000 millones de euros al año y más puestos de trabajo que una costa degradada.
  • La Ley de Costas asegura el buen estado del litoral. Una costa saludable es la base para la pesca y el marisqueo, ya que es el vivero de especies cruciales para el futuro del sector.
  • La Ley de Costas permite la instalación en nuestras playas de establecimientos, como restaurantes, terrazas, etc, siempre que cumplan la legislación.
  • La Ley de Costas avala nuevos modelos de desarrollo turístico, invirtiendo en reformar las infraestructuras existentes, sin necesidad de construir otras nuevas.
  • La Ley de Costas vela por la seguridad ciudadana, evitando que se edifique en zonas peligrosas por riesgo de inundación o temporales.
  • La Ley de Costas evita que se produzca una amnistía para aquellos que han dañado el litoral.
  • La Ley de Costas está alineada con la Unión Europea, que exige transparencia urbanística y lucha contra la corrupción.
  • La Ley de Costas cuenta con el respaldo de los tribunales españoles, que han fallado en el 95% de los casos a favor del interés general y no de intereses particulares