ECOagricultor el 12 febrero, 2013
La Agroecología
no sólo abarca la producción de alimentos, sino que también toma en
cuenta los aspectos ambientales, culturales, sociales y económicos que
se relacionan e influyen en la producción.
El modelo agroecológico es demandado desde la Soberanía Alimentaria
ya que se corresponde con los principios y objetivos de la misma. La
Soberanía Alimentaria (concepto introducido por los movimientos sociales
liderados por La Vía Campesina) es una alternativa a la globalización
devastadora de las economías locales. Sus principales objetivos tienen
que ver con: la defensa del derecho al alimento sano y saludable para el
pueblo, revalorizar a quienes proveen el alimento, localizar los
sistemas de alimentación, el empoderamiento local, y trabajar en
harmonía con el entorno físico y biótico.
La base del planteamiento de estos
movimientos está fundada en parte en la herencia de la agricultura
tradicional, la cual se caracteriza por el respeto a los procesos y
principios naturales como viene a ser la continuidad y diversidad
espacial y temporal, una cosecha variada de cultivos, el uso óptimo del
espacio y los recursos, el reciclaje de los nutrientes, la conservación
del agua, y el control de la sucesión y protección de los cultivos.
En la Agroecología están incluidas todas
estas consideraciones, de hecho, este modelo considera los sistemas
agrícolas, o Agroecosistemas, como una interacción compleja entre
procesos sociales internos y externos; como una interacción natural
entre procesos biológicos y ambientales; como una ubicación espacial y
temporal de los cultivos, y por tanto como una administración respetuosa
entre el campesinado y el entorno.
Desde esta perspectiva los Agroecosistemas
son entonces “artefactos” humanos, y los factores que determinan el
proceso de producción agrícola abarcan aspectos del ambiente, presiones
bióticas, condiciones económicas, sociales y culturales de gran
importancia para la sostenibilidad local y global.
La estructura del Agroecosistema desde
el punto de vista Agroecológico es parecida al ecosistema natural, y
sólo se ve afectada por las entradas y salidas de la energía y los
materiales de la intervención humana. La Agroecología pone como solución
a esta interrupción de los ciclos de energía y nutrientes una serie de
principios ecológicos de manejo para equilibrar el balance de entradas y salidas de energía y nutriente. Estos principios ecológicos se centran en los siguientes aspectos:
• Conservación y regeneración de los recursos naturales. Estos son: el suelo (marcado por la erosión, su fertilidad, y la salud vegetal); el agua (empleada en la cosecha, en la conservación in-situ, en el manejo y el riego); el germoplasma (es decir, las especies nativas, animales y vegetales, los tipos de suelos, y el germoplasma adaptado); la fauna y la flora beneficiosa (los enemigos naturales, los agentes polinizadores y el uso múltiple de la vegetación).
• Manejo de los recursos productivos: Implica la diversificación, ya sea temporal (a través de la rotación por ejemplo), espacial (policultivos, agroforestería…), genética (multilíneas…) o regional (zonificación, mosaicos…). Así mismo implica el reciclaje de nutrientes y de la materia orgánica, ya sea a través de biomasa vegetal (abono verde, residuos de cultivos, fijación de N), biomasa animal (abono, orina…), y la reutilización de nutrientes y recursos internos y externos al predio. Por último, el manejo de los recursos productivos supone la regulación biótica (protección del cultivo y salud animal); esto abarca el control biológico natural (mejora de los agentes de control natural) y el control biológico artificial (importación y aumento de los enemigos naturales, insecticidas botánicos, productos veterinarios alternativos… etc.)
• Puesta en práctica de los elementos técnicos: Está basada en la regeneración de recursos, en el empleo de técnicas de conservación y de manejo adaptadas a las necesidades locales, y a las circunstancias agroecológicas y socieconómicas. La puesta en marcha puede darse a nivel de divisiones de la microregión, a nivel del predio y a nivel del sistema de cultivos. Está dirigida por una concepción integrada y holística y, por tanto, no pone énfasis en los elementos aislados.
• Conservación y regeneración de los recursos naturales. Estos son: el suelo (marcado por la erosión, su fertilidad, y la salud vegetal); el agua (empleada en la cosecha, en la conservación in-situ, en el manejo y el riego); el germoplasma (es decir, las especies nativas, animales y vegetales, los tipos de suelos, y el germoplasma adaptado); la fauna y la flora beneficiosa (los enemigos naturales, los agentes polinizadores y el uso múltiple de la vegetación).
• Manejo de los recursos productivos: Implica la diversificación, ya sea temporal (a través de la rotación por ejemplo), espacial (policultivos, agroforestería…), genética (multilíneas…) o regional (zonificación, mosaicos…). Así mismo implica el reciclaje de nutrientes y de la materia orgánica, ya sea a través de biomasa vegetal (abono verde, residuos de cultivos, fijación de N), biomasa animal (abono, orina…), y la reutilización de nutrientes y recursos internos y externos al predio. Por último, el manejo de los recursos productivos supone la regulación biótica (protección del cultivo y salud animal); esto abarca el control biológico natural (mejora de los agentes de control natural) y el control biológico artificial (importación y aumento de los enemigos naturales, insecticidas botánicos, productos veterinarios alternativos… etc.)
• Puesta en práctica de los elementos técnicos: Está basada en la regeneración de recursos, en el empleo de técnicas de conservación y de manejo adaptadas a las necesidades locales, y a las circunstancias agroecológicas y socieconómicas. La puesta en marcha puede darse a nivel de divisiones de la microregión, a nivel del predio y a nivel del sistema de cultivos. Está dirigida por una concepción integrada y holística y, por tanto, no pone énfasis en los elementos aislados.
En definitiva, la estrategia y la
gestión de un Agroecosistema Agroecológico están en línea con la
racionalidad campesina y por tanto incorpora elementos de manejo
tradicional, tratando de interferir lo menos posible en el medio, y
siempre siguiendo los principios ecológicos planteados.
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